Las autoridades estadounidenses, incluida la tripulación del guardacostas HC-144 Ocean Sentinel Joseph Doyle, comenzaron a investigar a Puerto Rico el pasado lunes por la noche después de que se detectara actividad sospechosa en las aguas frente al Canal de Mona en la costa oeste de Puerto Rico. Su trabajo es interceptar un barco que se hunde en esta coordenada.
Como resultado de estos esfuerzos, la Guardia Costera de Estados Unidos emitió un aviso el miércoles repatriando a 11 migrantes a la República Dominicana a un barco de la Armada dominicana cerca de Punta Cana.
Cuando llegaron al lugar, la tripulación descubrió que se habían arrojado paquetes fuera del barco sospechoso poco antes de que zozobrara.
Durante el rescate, descubrieron tres agujeros en el casco del barco sospechoso que parecían haber sido cavados con el fin de hundirlo.
Ante esta situación, el comandante Gerald Wink, jefe de respuesta regional de San Juan, declaró en un comunicado que “la cooperación interinstitucional y la rápida respuesta de las unidades permitieron rescatar a todos los migrantes y evitar una posible tragedia”.
Wink también señaló que «el esfuerzo por hundir el barco demuestra hasta dónde llegarán los despiadados contrabandistas para poner en peligro las vidas de todos los involucrados en el viaje».
