Salvadoreña, perd1ó la vida en Reno, Ciudad de Nevada, Estados Unidos
Fue en las primeras horas de la madrugada cuando, con su uniforme oscuro, Rosa salió sin saber que sería su última caminata.
Rosa, originaria del departamento de Santa Ana, había llegado a tierras americanas, hace siete años, junto a su hermana Victoria. Ambas trabajaban en el mismo casino, compartiendo no solo lazos de sangre, sino también un sueño común de estabilidad y nuevas oportunidades.
Rosa, descrita por sus seres queridos como una mujer reservada pero amigable, deja un vacío profundo en su familia, especialmente en sus hijas, quienes esperan en El Salvador tenerla de regreso, aunque sea para una despedida final.
Hoy, la familia pide apoyo a la comunidad para repatriar el cuerpo de Rosa y darle el último adiós en su tierra natal. Una madre, hermana y amiga que, aunque se fue demasiado pronto, deja una huella imborrable en quienes la conocieron.