Saltar al contenido

El Cimarrón

4 de julio de 2025

Juan, conocido entre los residentes locales como “El Cimarrón”, es un hombre de entre 45 y 50 años que ha vivido completamente apartado de la vida social desde hace más de tres décadas.

Su historia transcurre en una zona montañosa cercana a Los Altices, dentro del municipio de Sabana de la Mar, en la provincia de Hato Mayor.

Durante este extenso periodo, Juan ha logrado sobrevivir de forma autosuficiente, en condiciones extremas, sin acceso a servicios básicos, tecnología ni vínculos sociales estables.

Según personas que lo conocen, rechaza cualquier tipo de contacto con otros individuos, permanece completamente sin vestimenta y duerme en cuevas rústicas construidas con yagua y madera.

Se alimenta de víveres que recolecta directamente del entorno montañoso y ha aprendido por cuenta propia a generar fuego usando piedras, ya que no dispone de fósforos ni encendedores.

La población que vive en comunidades cercanas lo conoce desde hace décadas y se refiere a él como unermitaño salvaje” debido a su estilo de vida apartado y rudimentario.

Juan lleva más de 30 o 40 años viviendo bajo estas condiciones, según testigos de la zona. El último intento documentado por acercarse a él había sido hace unos 15 años, cuando un medio televisivo trató de contar su historia.

Sin embargo, no fue hasta julio de 2025 que un equipo audiovisual, de Coro Calle, independiente logró nuevamente acercarse hasta su ubicación y documentar su presencia.

El área en la que reside es de difícil acceso. Para llegar hasta donde vive, es necesario cruzar caminos rurales, subir senderos empinados y caminar más de una hora y media entre vegetación densa desde el pueblo más próximo.

La falta de señalización y lo accidentado del terreno hacen que su localización sea sumamente complicada.

De acuerdo con versiones de vecinos, Juan habría optado por permanecer en la montaña después de que su familia migrara hacia un lugar conocido como Loillo.

En una ocasión fue llevado a vivir con ellos, pero poco tiempo después volvió al monte, desde donde nunca más quiso regresar a la vida social.

Las razones detrás de su aislamiento no están completamente claras. Algunas personas cercanas opinan que pudo haber experimentado algún hecho traumático o condición emocional que influyó en su decisión.

Durante el reciente encuentro, Juan fue observado en un estado de delgadez extrema y con señales de haber estado alejado del entorno social por muchos años. No se comunica verbalmente, utiliza señas para expresar lo mínimo y se muestra esquivo ante cualquier persona que intente acercarse.

Acepta algunos productos como sal, café en grano o frutas naturales, siempre y cuando se le dejen en un lugar determinado, evitando cualquier contacto directo.

Se ha podido comprobar que emplea herramientas simples como piedras para moler hierbas y preparar su propio café, el cual tuesta por sí mismo.

También mantiene una fogata encendida la mayor parte del tiempo, usando ramas secas con las que cocina los alimentos que logra obtener.

Este caso ha llamado la atención de investigadores y defensores de derechos humanos, quienes consideran importante evaluar si su forma de vida responde a una decisión personal o a un abandono institucional.

Mientras algunas personas lo consideran un símbolo de independencia y autosuficiencia, otras destacan la importancia de garantizar que se le brinde atención adecuada respetando siempre sus derechos como individuo.

Ajustes