Los ajuares de Manuel Lebrón, Altagracia Ramírez y Estela García quedaron expuestos al aire libre, esperando ser secados por el sol. Rebotado por horribles lluvias torrenciales durante el fin de semana.
Le explicaron a Diario Libre que al ver aumentar las fuertes lluvias decidieron trasladarse con vecinos y familiares que vivían en un lugar más seguro.
Estela García dijo que ella y una vecina fueron «salvadas de milagro» porque minutos antes de que el cañón se inundara, fueron a ayudar a otra vecina que acababa de dar a luz y la ayudaron a mudarse con su madre.
Narró que minutos después el caos de desató y el agua les llegaba «hasta ahí», haciendo alusión al pecho.
Una de las casas afectadas estaba construida de hojas de zinc y palos y fue destruida por completo por las aguas de la cañada.
«Ya el agua nos estaba dando ahí. Aquí vivíamos dos familias, ella y yo, y allá vivía otra muchacha que tiene cinco niñas», expresó García.