Vin Diesel, el actor de 56 años más conocido en Hollywood y la industria del entretenimiento por su papel recurrente en la saga «Rápidos y Furiosos», falleció hoy, según la demanda presentada por Asta Jonasson (jueves 21 de diciembre). de Agresión Sexual se encontraba trabajando como su asistente en el set de la película “Rápidos y Furiosos Cinco” (2010) en el momento del presunto ataque.
En documentos presentados en Los Ángeles y obtenidos por el portal de noticias estadounidense Vanity Fair, la demandante dijo que fue contratada por la compañía One Race de Diesel para realizar una producción para el actor en Atlanta.
Sus deberes laborales como asistente incluían organizar fiestas y acompañar a los miembros del elenco, dice la demanda, alegando que una noche de septiembre de 2010, le pidieron a Jonathan que esperara en la suite de Diesel en el Hotel St. Regis mientras entretenía a las mujeres. Traído del club.
Una vez que ellas se fueron, Jonasson cuenta que Diesel “agarró sus muñecas, una con cada una de sus manos, y la arrastró hacia la cama”. Ella le pidió que se detuviera, se escapó de su alcance, y esperó junto a la puerta principal de la habitación a que se fuera.
Sin embargo, como relata, él se acercó nuevamente a ella para tocarle los senos y besarlos, a pesar de sus súplicas de que parara. El actor procedió a arrodillarse, y llevó su vestido hasta la cintura y las manos por la parte superior de las piernas.
Inmediatamente Jonasson gritó y corrió por el pasillo hacia el baño, donde Diesel la inmovilizó contra la pared, colocando la mano de ella sobre los genitales para masturbarse, incluso cuando ella se negó verbalmente, alega la demanda.
Horas más tarde, Samantha Vincent, hermana de Diesel y presidenta de One Race, llamó a Jonasson para despedirla después de menos de dos semanas en el trabajo.
Jonasson mantuvo silencio durante los años siguientes de lo ocurrido por el acuerdo de confidencialidad que tuvo que firmar cuando asumió el puesto en la empresa.
Es por eso que recientemente pudo presentar los reclamos, gracias a la Ley Speak Out de Estados Unidos, la cual impide la aplicación de ese tipo de acuerdos en casos de agresión y acoso sexual.