La mañana de este lunes, un evento en Friusa, Punta Cana, alteró la calma habitual de la zona este del país.
El reconocido comunicador Santiago Matías, conocido como Alofoke, denunció públicamente el uso de bombas lacrimógenas por parte de las fuerzas militares contra los manifestantes que se habían reunido en el área.
Lo que comenzó como una protesta pacífica rápidamente se convirtió en un escenario de confrontación.
La manifestación, organizada por un grupo considerable de residentes locales, surgió como respuesta a la creciente inmigración haitiana en la región.
Este es un tema que ha generado diversas opiniones y tensiones entre la comunidad.
Los manifestantes expresaron su rechazo al aumento de lo que consideran una inmigración ilegal, y demandaron que se implementen medidas más estrictas para controlar el flujo de personas hacia el país.
Alegaron que la creciente presencia de ciudadanos haitianos está afectando la seguridad y los recursos disponibles en la región.
Alofoke, quien se encontraba presente en el lugar, fue uno de los que denunció la actuación de las autoridades, asegurando que los manifestantes no solo fueron reprimidos por la policía, sino que también enfrentaron una respuesta militarizada, con el uso de bombas lacrimógenas en varias zonas cercanas a donde se desarrollaba la protesta.
Este acto generó pánico entre los participantes y los residentes cercanos, que comenzaron a dispersarse rápidamente mientras intentaban protegerse de los efectos de los gases.
Aunque la protesta había comenzado como una manifestación legítima para demandar un control más estricto sobre la inmigración, el uso de la fuerza para dispersar a los presentes convirtió la jornada en un episodio más de tensión social.
El ambiente de calma se transformó en caos, dejando a los manifestantes confundidos y preocupados por la represión que estaban enfrentando.
Este incidente aumentó las reacciones tanto entre los residentes como entre las autoridades, quienes se vieron en el centro de la controversia.
Los ciudadanos que se habían movilizado por su preocupación por los cambios demográficos en su comunidad no solo vieron cómo su protesta fue reprimida de forma violenta, sino que también comenzaron a cuestionar la necesidad de una intervención tan drástica por parte de las autoridades en futuras manifestaciones de este tipo.
La situación refleja la creciente tensión sobre la inmigración haitiana en la región y el difícil equilibrio entre la seguridad y el derecho a la protesta.


