En el pueblo de Mera en República Dominicana, Octavia González, de 74 años, y su pareja, Manuel Silvestre, de 86, están casados desde hace más de 40 años. Dejaron este mundo con menos de un día de diferencia.
Según sus hijos, el vínculo que los mantuvo unidos por más de cuatro décadas trasciende cualquier explicación científica.
Ambos estaban siendo tratados en Health Place por dolencias pulmonares causadas por neumonía. Ella ya padecía anemia y problemas circulatorios, mientras que a él se le había diagnosticado previamente la enfermedad de Alzheimer, que ha empeorado progresivamente sus capacidades cognitivas. Ambos eran fumadores, y el detalle era el del hijo del anciano, Julio.
Octavia fue la primera en morir, y mientras los hermanos Sylvester Gonzalez se preparaban para el funeral de su madre el pasado viernes y sábado, recibieron la impactante noticia de la muerte de su padre.
En ambos casos, fue el cese de la respiración lo que resultó fatal, dijo el hijo menor de la pareja, Robert González, quien también es abogado y periodista.
«Esta es una condición médica establecida, pero aunque la ciencia no puede identificarla, es posible una conexión profunda entre dos personas», agregó.
En la casa que vivieron en Villa Mella en El Torito, siempre fueron muy bien atendidos por los niños y el personal de limpieza, y Robert era quien más tiempo pasaba con ellos, reconoció su hermano Julio César.
Al final fueron casi enterrados juntos, como si uno no pudiera vivir sin el otro. que descanse en paz.