MASSACHUSETTS.– La familia del niño dominicopuertorriqueño Azriel López, de tan solo cuatro años, mantiene viva la esperanza de encontrar su cuerpo, luego de que cayera a las aguas del río Merrimack el pasado fin de semana.
Desde entonces, han pasado más de 100 horas de búsqueda ininterrumpida, tanto por parte de las autoridades como de sus seres queridos.
Este jueves, en horas de la mañana, Joan López, padre del menor, se presentó nuevamente a las orillas del río acompañado de amigos y familiares, con la determinación de continuar la búsqueda por su cuenta.
“Tomamos la iniciativa de andar temprano en la mañana, porque teníamos la esperanza de que el cuerpo pudiera estar flotando en algún lugar donde el yate o los botes no pueden entrar”, expresó López.
El operativo oficial de búsqueda también ha sido intensificado. Las autoridades han reforzado sus esfuerzos con la incorporación de personal especializado de diversas ciudades, incluyendo Boston, Lawrence, Lowell y Methuen. En conjunto, instalaron un comando central para coordinar las acciones a lo largo del río.
“Tienen el río dividido, me parece que en 5 partes. La búsqueda hoy es más profunda, porque hay más buzos, hay más personas en lancha, tenemos los helicópteros también que nos están ayudando mucho”, explicó Joan López, quien también manifestó su decisión de no detenerse en su misión.
“No voy a parar y así tenga que entrar donde sea. Nadie me va a detener, porque hasta que yo no encuentre el cuerpo de mi hijo, yo no voy a estar en paz”.
Los familiares han recibido el apoyo de la comunidad y de amigos cercanos, como Luis Collazo, un pescador que conoce bien el río.
“Hay que tener fe para saber si pasa algo, porque de verdad ese río no es fácil, debe estar lejos”, señaló Collazo, quien también participa en las labores.
Como parte del operativo, los rescatistas entregaron a la familia un pergamino con el registro detallado de las áreas que han sido exploradas hasta el momento.
Este gesto busca mantener informados a los parientes sobre el progreso de la búsqueda.
Mientras tanto, en el lugar exacto donde Azriel cayó al agua, se han colocado globos y juguetes en su memoria.
La familia también organizó una cadena de oración para pedir por la pronta localización del menor, quien el día del incidente vestía una camisa fucsia, pantalón negro y tenis azules con blanco. La comunidad continúa unida en solidaridad mientras la búsqueda se mantiene activa.
