Emmanuel de Jesús Ureña vivió unas últimas horas devastadoras cuando se presentó en el Hospital de Mujeres de San Diego con un pequeño ataúd para recoger los restos de su bebé prematuro.
Al llegar, se sorprendió al comprobar que el centro de salud ya había entrado en acción y ordenó al director de la morgue del centro enterrar el cuerpo sin avisarle de la situación.
«Mi bebé nació el martes y no me dejaron verlo. Me dijeron que para dármelo tenían que traer una caja y yo tenía que declararlo», dijo Emmanuel.
«Así que ayer a las 10 de la mañana vine a entregármelo y la gente de la morgue me dijo que estaba en la unidad de obstetricia, posparto en la unidad de cuidados intensivos. Me dejaron andar hasta que no apareció». “Ahora me dicen que el niño fue enterrado sin el consentimiento de ninguno de nosotros”, continuó.
Este explicó que su esposa dio a luz antes de tiempo, resultando en el trágico fallecimiento del bebé. Cuando este reclamó la decisión tomada por la dirección del hospital, la misma, en conjunto con los médicos involucrados, argumentaron que la decisión de sepultar al bebé se tomó debido a que entraría en estado de descomposición en un corto período de tiempo.
El caso ha generado gran conmoción y cuestionamientos sobre el manejo de este tipo de situaciones sensibles.
