En Punta Cana, las autoridades dominicanas han confiscado el pasaporte de Joshua Riibe, un ciudadano estadounidense señalado como «persona de interés» en la investigación por la desaparición de Sudiksha Konanki, una estudiante de 20 años de la Universidad de Pittsburgh.
Esta medida fue tomada como parte del proceso dirigido por la Procuradora General, Yeni Berenice Reynoso, quien recientemente interrogó a Riibe en su habitación del hotel Riu República, donde permanece bajo estricta vigilancia policial.
Konanki fue vista por última vez el 6 de marzo en las playas de Bávaro, en Punta Cana, mientras disfrutaba de sus vacaciones de primavera con cinco amigas.
Según los abogados de Riibe, su cliente ha estado confinado en el hotel desde que comenzó la investigación.
«Está permanentemente escoltado por la policía a donde quiera que vaya. Así que no, no es libre de irse», dijeron, detallando las restricciones a su movilidad.
La desaparición de Konanki ocurrió después de que ambos visitaran la playa en horas de la madrugada.
Riibe explicó en su relato que mientras conversaban y se besaban en el agua, una fuerte ola los arrastró mar adentro.
Durante su intento de salir del agua, Riibe mencionó que tragó mucha agua y, en medio del esfuerzo, logró llevar a Konanki de vuelta a la orilla. Sin embargo, poco después, la joven desapareció.
«La última vez que la vi, le pregunté si estaba bien. No escuché su respuesta. Miré a mi alrededor y no vi a nadie. Pensé que había tomado sus cosas y se había ido», declaró Riibe a los investigadores. También expresó su sorpresa al saber más tarde que Konanki seguía desaparecida.
Equipos de búsqueda de varias instituciones han intensificado los operativos en la zona costera de Bávaro, intentando encontrar a la estudiante.
Hasta ahora, las autoridades dominicanas no han emitido una declaración oficial sobre el caso. Riibe no ha sido formalmente acusado ni catalogado como sospechoso.
Desde el resort donde se encuentra hospedado, Riibe declaró a NBC News: «Solo estoy tratando de ayudarles. El océano es un lugar peligroso», destacando lo complejo del entorno en el que ocurrieron los hechos.
Las investigaciones siguen su curso, mientras la comunidad y los familiares de Konanki esperan respuestas sobre su paradero.
